¿Cómo nos sella el Espíritu Santo?

El Espíritu nos sella en la comunidad del pueblo de Dios. Así es como el Espíritu Santo crea una comunidad de alianza del nuevo pueblo de Dios. El Espíritu nos sella en esa comunidad mediante tres actos de sellado diferentes, aunque complementarios. Estos tres sellos marcan nuestra identidad como miembros del pueblo de Dios y dan un significado particular a ciertos aspectos de nuestra unión pactada entre nosotros y con Dios. En primer lugar, está el sellado que recibimos al ser bautizados en agua (Marcos 16:16; Col 2:12). El bautismo no solo significa que ahora somos parteアイ de Dios y nos hemos convertido en sus hijos adoptivos; también sella esta transformación lavando todo el pecado de nuestras almas y dándonos una nueva identidad espiritual como creyentes en Cristo. Todo lo que queda después de haber sido bautizados es ser sellados. En segundo lugar, está el sellado que recibimos cuando somos confirmados por un anciano o un titular de un cargo pastoral (Hechos 8:14-17; 19:5-6). La confirmación sella lo que se ha sellado en el bautismo, de modo que lo que se nos ha añadido a través del bautismo no se puede quitar nunca más. Es como un polvo minero fino que se utiliza para sellar las vetas de mineral para que sigan siendo accesibles para fines mineros en el futuro, pero nadie más puede entrar en ellas sin utilizar un equipo especial. En tercer lugar, está el sellado que recibimos cuando somos injertados de nuevo en la iglesia después de haber sido cortados (Juan 15:1-

Índice de Contenido
  1. ^)。 El Espíritu nos sella en la comunidad del pueblo de Dios reimplantándonos en la iglesia.
  2. Entonces, ¿cómo nos sella Dios en el cuerpo de Cristo?
  3. ¿Cómo nos sella Dios en el cuerpo de seguidores de Jesús?
  4. ¿Cómo nos sella Dios en una iglesia local?
  5. Conclusión

^)。 El Espíritu nos sella en la comunidad del pueblo de Dios reimplantándonos en la iglesia.

El bautismo, como cualquier otro evento en el Nuevo Testamento, ocurre cuando dos personas se unen en el pacto. La alianza es una relación bidireccional: cada parte da y recibe. Dios nos da su Espíritu, que nos sella en la comunidad del pueblo de Dios haciéndonos partícipes de su vida pactada. De este modo, somos santificados y convertidos en hijos adoptivos de Dios. De este modo, el Espíritu nos sella directamente en la comunidad de la Iglesia. Este sellado es una reimplantación. No es que ya hayamos sido reimplantados en la iglesia en el bautismo, sino que el Espíritu nos sella en la iglesia en el bautismo. Esto significa que el Espíritu nos sella en esa comunidad del nuevo pueblo de Dios que vamos a ser al ser bautizados. Por eso Pablo puede decir que somos sellados en la comunidad del pueblo de Dios por el Espíritu (Ef 5:31). Esto no debe entenderse como que el Espíritu nos sella directamente en la iglesia. Más bien, el Espíritu nos sella en la comunidad de los que han sido bautizados. Este sellado en la comunidad del nuevo pueblo de Dios es, por tanto, un re-sellado. La misma palabra se utiliza para ambos tipos de sellado.

Entonces, ¿cómo nos sella Dios en el cuerpo de Cristo?

El primer aspecto de nuestro sellado como miembros del cuerpo de Cristo es que renacemos como hijos de Dios. Somos hechos hijos de Dios cuando Dios nos adopta como sus hijos. Esta adopción tiene lugar mediante el nuevo nacimiento. Es un renacimiento, no de la persona, sino de la persona como persona. El renacimiento no se basa en nada que hayamos hecho, sino en la gracia de Dios. El nuevo nacimiento no es algo que hagamos, sino un don de la gracia gratuita de Dios. Sin embargo, sólo somos adoptados como hijos de Dios cuando somos bautizados. El bautismo no es un sacramento que simplemente simboliza nuestra adopción. En realidad nos convierte en hijos de Dios. Nos convertimos en el pueblo de Dios cuando la aspersión del agua y la pronunciación de las palabras nos hacen formar parte de la comunidad del nuevo pueblo de Dios.

¿Cómo nos sella Dios en el cuerpo de seguidores de Jesús?

En el segundo aspecto de nuestro sellado como miembros del cuerpo de Cristo, somos sellados como miembros de los seguidores de Cristo. La palabra para seguidores en Efesios 5:24 es exactamente la misma palabra utilizada en Marcos 10:45 para referirse a los que son adoptados como hijos de Dios. Esto es una clara indicación de que el Cuerpo de Cristo es algo compartido por las personas que son miembros del nuevo pueblo de Dios. Esto significa que debemos ser miembros de la persona de Cristo. Somos su cuerpo físico, por así decirlo. La palabra también significa que somos su cuerpo espiritual, y que debemos vivir de acuerdo con el carácter del nuevo pueblo de Dios.

¿Cómo nos sella Dios en una iglesia local?

El tercer aspecto de nuestro sellado como miembros del cuerpo de Cristo es que somos sellados en una iglesia local. Esto no es lo mismo que ser sellados en un cuerpo local de creyentes, ya que no debemos juzgar a otros (1 Cor 5:12). Más bien, es estar incluidos en una iglesia que ha sido llamada de entre el pueblo de Dios para ser sus testigos especiales siendo miembros de su cuerpo. Esto significa que debemos ser miembros de la persona de Cristo. Somos su cuerpo espiritual, por así decirlo, y debemos vivir de acuerdo con el carácter de su cuerpo como sus testigos especiales. Este sellado en una iglesia local es, por tanto, un re-sellado local.

Conclusión

Este breve artículo ilustra el importante papel del Espíritu Santo en el pacto de salvación. El bautismo es la actividad inicial del Espíritu Santo que nos sella en el pacto de gracia con Dios. Dios nos promete la vida eterna y nos otorga su Espíritu. Después de ser bautizados por inmersión, el Espíritu Santo nos sella en la comunidad de la alianza del nuevo pueblo de Dios al reimplantarnos por su gracia en el cuerpo de Cristo, que es la iglesia. El tercer aspecto de ser sellado en el cuerpo de Cristo es ser sellado en una iglesia local. Esto implica que debemos ser miembros del cuerpo del Espíritu Santo y ser miembros del cuerpo de Cristo, lo que significa que debemos vivir de acuerdo con el carácter del nuevo pueblo de Dios. Debemos ser miembros de la persona de Cristo y vivir de acuerdo con su carácter. Este artículo puede resumirse en los siguientes puntos:

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