El Salmo 23 es probablemente el salmo más conocido y utilizado en todas las religiones. Se cree que este salmo fue escrito por el rey David y habla de la protección que Dios brinda a las personas. El verso 4 dice: "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento". Este versículo es especialmente significativo para aquellos que están de luto, ya que les recuerda que Dios está con ellos en todo momento y que nunca los abandonará.
El Salmo 91 también es un salmo que se utiliza a menudo en las tumbas. Este salmo habla de la protección que Dios brinda a aquellos que confían en él. El verso 14 dice: "Porque él me librará de la trampa del cazador y de la pestilencia mortal". Este versículo es especialmente significativo para aquellos que han perdido a un ser querido, ya que les recuerda que Dios puede protegerlos de todo mal.
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